jueves, 26 de septiembre de 2013

El Budo en la Vida Diaria


Por Zacaría Omar Avilez - Instructor de Bujinkan Budo Taijutsu

Budo, a pesar de ser un concepto muy amplio, podemos definirlo como: ”Conjunto de conocimientos técnico-filosóficos de las artes marciales japonesas”. Sin embargo esto no es sólo para los Samurais, el Budo es una cosmovisión, una forma de ver y entender todo lo que nos rodea. La traducción literal de Budo es “El camino del guerrero”.

Imagen por Alexander Mann
El practicante del Budo, el “Budoka”, no está exento de vivir en el mismo mundo que todos los demás colegas seres humanos y de sobrellevar los mismos problemas que aquejan a todos los demás. Sin embargo para el Budoka cada acto y situación del diario vivir pasará primero por un filtro filosófico y espiritual, entregándole una forma muy particular de ver a los demás: “La persona que sabe menos que el Budoka, es un posible alumno; la persona que sabe más que el Budoka, es un posible maestro; la persona que desea el mal del Budoka, es su enemigo y por tanto debe ser vencido, pero no eliminado, la vida debe ser respetada por sobre todo.”

Vivir es un arte, y por ello es que todos somos artistas, pero para desgracia de la humanidad, no todos los seres humanos somos buenos artistas. Así es como existen quienes logran una vida verdaderamente plena y quienes pasarán sus vidas ahogados en las diversas miserias del devenir. De esta forma vemos como el Budo nos ayuda a ser mejores artistas, entregándonos herramientas útiles para el diario vivir, que a pesar de ser sutiles en apariencia, pueden calar profundamente en la materia prima que llamamos realidad.

A pesar de todo el trasfondo filosófico y la utilidad de estos conceptos para cualquier persona; es en las artes marciales donde el Budo toma su más importante rol. Puesto que de no entregar una orientación ético-moral a los practicantes de estas, los demás integrantes de la sociedad se exponen a encontrarse con personas muy poderosas y violentas, capaces de causar gran daño tanto a los demás, como a sí mismos.

Diferencias entre un Deportista y un Budoka

El Budo es lo que distingue un arte marcial de un deporte de contacto. Se puede tener una musculatura envidiable, una gran agilidad, fortaleza y salud; pero el tiempo y el destino son los implacables enemigos que finalmente nadie puede vencer. Los músculos se debilitan, el cuerpo se vuelve lento, los brazos y la espalda pierden fortaleza y la salud en general eventualmente decae. Así cuando cualquiera de estas debilidades llegan a uno de nosotros, pasamos a estar inmediatamente en desventaja en contra de un adversario más joven, fuerte o sano. Siempre existe alguien más fuerte, esto es una regla de la vida. En este momento es cuando Budo cobra sentido, y cuando el Budoka tiene oportunidad de probar que su entrenamiento y visión de mundo tienen algún sentido.

El deportista al encontrarse con cualquiera de estos impedimentos, sea por la edad, un accidente, obligaciones académicas, laborales o familiares, generalmente optará por dejar de practicar su deporte, se verá obligado, por fuerza mayor, a dejar de lado lo que por hobby o pasión, llenó tantas veces sus ratos de ocio o recreación. Sin embargo el Budoka, jamás dejará de lado su arte marcial, pues el camino del Budo una vez que es abrazado, jamás puede ser desechado. El camino del guerrero es una luminosa llama que alumbra todos los aspectos del diario vivir, tanto en el dojo, lugar de entrenamiento, como en el hogar y el trabajo. Al encaminar los pasos por la senda del Budo, nuestra vida nunca vuelve a ser la misma, y me apena decir que quienes no sienten esto al practicar arte marcial, simplemente aún no han encontrado la verdadera senda del guerrero. Tal como el pedagogo de corazón que una vez que elige este camino, nunca dejará de enseñar; el verdadero policía, que a pesar de no estar de uniforme, no dudará en salir en defensa de la víctima que se encuentra en peligro; así mismo el buen bombero que sabrá llegar al incendio sea como sea; y el médico de corazón que con o sin su blanco uniforme no duda en levantar la voz y decir: ¡Yo soy médico! ¿En qué puedo ayudar?

El Budoka no necesita nada más que su cuerpo

Para el deportista la correcta indumentaria es esencial para el óptimo desempeño de su deporte y la minimización del riesgo en su práctica. El futbolista requiere canilleras, calcetas, guantes para el arquero, etc. Ni hablar del golfista o del pescador. Todos ellos necesitan de una indumentaria específica para realizar su actividad. Sin embargo el Budoka se contenta con tener su cuerpo, todo lo demás es sólo un accesorio. Es verdad que en las escuelas de artes marciales se suele exigir un traje y que en muchas de ellas haya una gran cantidad de equipo destinado a la práctica y entrenamiento, pero he ahí el tema. Un arte marcial que no puede ser practicada en cualquier momento y lugar, no es realmente, en todo el sentido de la palabra, un "arte marcial", sino más bien un mero deporte.

No es raro escuchar: “la ropa no es la apropiada”, “el piso es muy duro”, “el equipo no es el idóneo”. Estas son todas excusas, puesto que un verdadero arte de guerra no tiene nada que ver con la estética o la excesiva comodidad.

El Budo es:

1.- Algo interno, proviene del corazón e irradia hacia el exterior.
2.- No necesita más que determinación y dedicación.
3.- Es para guerreros, los cuales están dispuestos a luchar por lo que aman.
4.- Es un concepto abstracto pero con aplicación concreta al diario vivir.

Todo esto es mucho más que un deporte, el Budoka no es un deportista, el Budoka es un guerrero, un artista, un filósofo y un poeta. El cuerpo es la herramienta y al mismo tiempo el material de trabajo. El cuerpo del guerrero debe ser entrenado, y a través de ese entrenamiento se busca entrenar también la mente y el alma. Sin embargo si el cuerpo es lo único entrenado, frente a un problema de difícil solución, la mente no será capaz de ofrecer respuesta; y frente al miedo o la duda, el alma no tendrá la fortaleza de persistir y triunfar. Es esta trilogía lo que en artes marciales japonesas es llamado “San Shin”, tres corazones “Cuerpo, Mente y Alma”.

El Budoka no teme a la muerte, pero tampoco la busca

El artista marcial serio es siempre muy responsable, tanto con sus actos, como con su propia vida. Por ello es que tiene siempre presente el recuerdo de que es un ser mortal, con un cuerpo de carne y hueso, cuya salud y existencia dependen de muchos factores que generalmente están fuera de su propio control. Por ello es que el Budoka entrena su cuerpo, mente y alma en todo momento, preparándose para una batalla que tal vez nunca libre, pero a pesar de eso, nunca pierde una oportunidad para crecer en conocimiento y habilidad, luchando para ser cada día más fuerte y sabio. Todo ese tiempo y trabajo dedicado para, tal vez, algún día aplicar lo aprendido y salvar la propia vida o la de los seres amados.


El Budoka entrena con cuidado, pues él sabe mejor que nadie como destruir el cuerpo humano, y con conciencia de ello cuida y respeta el cuerpo de su compañero de práctica, quien confianzudamente pone su humanidad al servicio del aprendizaje del otro. Todo esto en un contexto de reciprocidad, un mutuo acuerdo para entrenar con seguridad, sin embargo, con realismo.


¿Y de qué me sirve esto a mí?

Buena pregunta, sin embargo, corresponde a cada cual la pertinente reflexión para encontrar una respuesta apta a su realidad. El camino es individual, a pesar de poder transitarse en compañía, el objetivo y los hallazgos dependen de cada uno. Sólo uno mismo tiene la facultad de tomar todas las herramientas que la vida entrega y usarlas en pro de un fin noble y superior, y eso depende del individuo, de sus deseos, aspiraciones, creencias y voluntad. Quien desee la paz mundial buscará el camino para llegar a desempeñarse como diplomático o gobernante. Quien desee encontrar el amor y formar una hermosa familia cultivará su corazón en busca de madurez y responsabilidad para cumplir con semejante tarea. Aquella alma caritativa que desee ayudar a los desposeídos y necesitados tendrá frente a sí la tarea de fortalecer su corazón para soportar ver la pobreza y el hambre de los habitantes menos afortunados del mundo, y a la vez encontrar en sí mismo el coraje para luchar contra el sistema y lograr alimentar a los hambrientos y apoyar a los necesitados. Los casos son infinitos, los deseos varían en cada persona, las creencias en general dependen de cada cultura y la voluntad para perseguir los objetivos debe ser la del guerrero: implacable, firme y constante.

Con un martillo se puede construir una casa, abrir una nuez o romper un hueso, es el usuario, el artesano, quien da uso a la herramienta. El Budo es también, al igual que el martillo, una herramienta para la vida, basta tomarla y comenzar a practicar, para algún día, usarla con maestría, sin embargo nada es magia, todo se resume a uno mismo.

Palabras de un joven Budoka

"No importa la fuerza física, peso, estatura, velocidad o destreza. Tales atributos son pasajeros y accesorios de lo realmente importante. El artista marcial, no práctica por vanidad, avaricia, odio, fama o admiración; el verdadero Budoka entrena día a día para alcanzar la armonía del cuerpo, mente y espíritu; y para intentar a fin de cuentas, ser mejor persona."(Erik Villegas - Artista Marcial)


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