La Real Academia Española (RAE) define artes marciales como un “conjunto de antiguas técnicas de lucha de Extremo Oriente, que hoy se practican como deporte”. En efecto, hoy en día tendemos a asociar las artes marciales con disciplinas orientales aplicadas al deporte. Sin embargo el doctor en historia Paul McMichael indica que contrario a la creencia popular “las artes de lucha no son un fenómeno exclusivo de Asia, si no que existen prácticamente en todas las culturas y a través de todos los cuadros históricos”.
Si buscamos el significado de artes marciales a través del origen de sus palabras, encontraremos que la palabra “marcial” viene del latín martialis, la cual hace referencia a aquello que proviene de Marte. Marcial significa “relacionado con la guerra”. Marte era el principal dios romano después de Júpiter (su padre), y aparece en Roma como dios de la guerra. La palabra arte viene de ars o artis, y se refiere a una obra o trabajo que expresa mucha creatividad. Por lo tanto “artes marciales” podría definirse como una aproximación creativa hacia la guerra.
Claramente cada cultura que se propuso sobrevivir, tuvo que desarrollar, o en algunos casos copiar, técnicas de combate que le permitieran resistir invasiones humanas, y los desafíos de la naturaleza. Existen pinturas rupestres que muestran grupos humanos emboscando animales, lo que indica que la cacería llegó a tener cierto nivel táctico en la antigüedad.
Todos los poderes
Lo que no se sabe es que en la antigua Grecia existió un arte de lucha desarmada, comparable con los sistemas asiáticos que hoy se aceptan como artes marciales. Incluso llegó a ser tan popular que por un tiempo fue el evento más valorado de los Juegos Olímpicos. “Este arte marcial conocido como pancrasio, una mezcla de lucha helénica, boxeo, estrangulación, técnicas de patadas y golpes, como también grappling”, relata McMichaels. Lo único que no estaba permitido era morder, rasguñar, o meter los dedos en los ojos.
Si buscamos el significado de artes marciales a través del origen de sus palabras, encontraremos que la palabra “marcial” viene del latín martialis, la cual hace referencia a aquello que proviene de Marte. Marcial significa “relacionado con la guerra”. Marte era el principal dios romano después de Júpiter (su padre), y aparece en Roma como dios de la guerra. La palabra arte viene de ars o artis, y se refiere a una obra o trabajo que expresa mucha creatividad. Por lo tanto “artes marciales” podría definirse como una aproximación creativa hacia la guerra.
Claramente cada cultura que se propuso sobrevivir, tuvo que desarrollar, o en algunos casos copiar, técnicas de combate que le permitieran resistir invasiones humanas, y los desafíos de la naturaleza. Existen pinturas rupestres que muestran grupos humanos emboscando animales, lo que indica que la cacería llegó a tener cierto nivel táctico en la antigüedad.
Todos los poderes
Imagen por Marie-Lan Nguyen |
Pancrasio viene del adjetivo pankrates, que significa “todo en compases” o “todos los poderes”. Su primera referencia data de 846 a.C., cuando entró a los Juegos Olímpicos, pero McMichaels sugiere que “su introducción en el programa Olímpico denota que tiene que haber sido un arte sistematizado desde mucho antes”.
El pancrasio no
era un mero deporte de exhibición. Los espartanos, por ejemplo, lo
practicaban como parte de su entrenamiento diario pero no competían
en los torneos (reconociendo que estaban alterados porque no incluía
todo). Además, los enfrentamientos
competitivos de pancrasio continuaban indefinidamente hasta que un
competidor mostraba algún signo de derrota como tocar repetidamente
el hombro de su oponente, o levantando una mano. Pero había otra
forma de ganar que nadie en la actualidad consideraría “deportiva”:
dar muerte al oponente. Cuando esto ocurría se le llamaba pancrasio.
Como indica McMichaels: Cuando Alejandro Magno invadió India en
326 a.C, sus soldados llevaron el pancrasio con ellos, practicando el
arte en carpas plegables de gran tamaño, al igual que sus otras
disciplinas atléticas. Algunos investigadores han especulado que
este desarrollo de técnicas de pancrasio en el sub continente
influenciaron artes combativas indias tales como vajramusti (“el
puño adamantino”), lo que podría ser la base de la difusión
posterior de técnicas de lucha desde India a China y Okinawa. Esta
teoría, sin embargo, no toma en cuenta la realidad histórica del
levantamiento de formas indígenas de combate en la mayoría de las
culturas, al igual que las referencias de técnicas de combate a
través de muchos siglos y desde muchas naciones, así que la
posibilidad de que el pancrasio sea el “ancestro” lineal de los
sistemas de combate Asiáticos debe permanecer sólo como una
conjetura.
La mano de piedra
Si aún no sienten que nos hemos
trasladado lo suficiente hasta Occidente, esperen hasta que lean
esto. Rumi maki, que significa “mano de piedra”, era el arte
marcial practicada por la élite guerrera de los Incas, y se mantuvo
como práctica en rituales sagrados de comunidades peruanas. Se hizo
conocido fuera de estos rituales en 1970, a través de una revista de
artes marciales peruana llamada “Dragón Verde”, pero su
divulgación pasó desapercibida al lado del “boom” de artes
orientales que irrumpían en América. La tradición oral indica que
este arte se viene desarrollando desde 2300 a.C. pero no hay pruebas
concretas de ello. Sus técnicas eran una mezcla de las prácticas de
combate de las distintas culturas que habían sido conquistadas por
los Incas. Con el tiempo continuó su evolución incorporando
posturas y armas españolas. Hoy en día este arte se práctica
incluso fuera de los ritos y es reconocida oficialmente por la Unión
Sudamericana de Artes Marciales, como el arte marcial Inca.
Según el libro “Rumi Maki Fighting
Arts” (J. Rodriguez & A. Bushman), este sistema estaba dividido
en cinco niveles, y estos se asociaban a animales (llama, alpaca,
vicuña, cóndor), con excepción del ultimo que se llamaba Inti
(sol). Cada nivel se especializaba en ciertas técnicas. Por ejemplo
en el primero se aprendían golpes de puño, bloqueos, y evasión, de
forma muy similar al boxeo. El segundo grado se enfocaba en las
patadas, y uso de rodillas, mientras que en el tercero se entrenaba
en técnicas de agarre las cuales se dividían en aquellas que usaban
fuerza, y otras que no.
Debido a que los Incas desarrollaban su
vida en terrenos cuya altura variaba, debían aprender a combatir en
diferentes alturas y aprovechar esto a su favor. Esto dio origen al
cuarto nivel de combate que incluía golpes y patadas, durante caídas
y saltos. El quinto grado consistía en técnicas avanzadas de los
cuatro niveles anteriores. Además, esta etapa del entrenamiento se
enfocaba en la estrategia del guerrero Inca, filosofía, religión y
misticismo: el código guerrero de Los Andes.
La veracidad de lo mencionado
anteriormente es cuestionada en diversos foros ya que las referencias
a este arte son muy pocas. Sin embargo no cabe duda que para que un
imperio llegara a expandirse un trabajo táctico fue necesario, y los
guerreros necesitaban poder ser partes eficientes de este.
Hemos visto que las artes marciales no
son un fenómeno netamente oriental, si no que mundial. Pero, ¿qué
pasó en Chile? Hace algunos años se ha comenzado a recopilar
información sobre el Kollellaullin: el arte marcial mapuche. Pero
eso queda para una próxima edición, así que estén atentos. >>>
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